El Ritual
Es casi un ritual: me apodero de la comida de Emiliano, y digo que ahora es mía y me la comeré porque nadie la reclama.
Levanto el bocado con la cuchara y le anuncio a todos que está riquísima, que es mía, y dejo de ver al niño, pero este me ve, descubre que estoy descuidado y se lo come.
-Yo no fui, Paco- me dice, seguro que le creeré.
Y le creo, por eso tomo otra porción y vuelvo a pregonar que está riquísimo, dándole tiempo a que me robe la comida de la cuchara.
Lo repetimos cuántas veces sea necesario para que se acabe su comida. Porque para él la vida es un juego y no tengo derecho a desengañarlo. Lo hará la Vida misma en su momento.
Ahora dejaré que se robe la comida, mi café, mi tiempo, y lo que quiera de mi.
Total, quien se ha robado tu corazón, tiene derecho a todo lo demás.
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