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Crónicas de la Nada

Un acto de amor

Un acto de amor

Con delicadeza, él le tomó la mano. Había esperado con ansias el momento, y al cruzar la puerta de aquel cuarto, donde quizá encontrarían una nueva faceta del destino, no pudo evitar un leve estremecimiento.

Le hubiera gustado llevarla en sus brazos, pero no lo consideró prudente.

Tocó su mano, cálida y un poco sudorosa. Suavemente, sin forzarla casi, la estiró hacia el interior. Al centro los esperaba una cama, perfectamente tendida.

–Descúbrete- le dijo, y como ella tardaba, en parte por la duda, en parte por el temor de lo que venía, él, galantemente, le ayudó a despojarse lentamente de su ropa.

Tocó su piel, y un suave aroma penetró en sus sentidos. La miró a los ojos, y le sonrió.

Una sonrisa amable, amorosa, que la llenó del valor que le había faltado en los últimos días.

Esa mirada la decidió. Si ese era su destino, valía la pena arriesgar, si él estaba en su futuro.

Lentamente se tendió en la cama. El volvió a tomarle la mano. El ligero temblor que momentos antes había notado, se había ido.

Se inclinó y la besó. Primero en la frente, luego en los ojos, y finalmente en la boca.

- Te amo- le dijo con toda la sinceridad de que pudo echar mano- no tengas miedo, no te dolerá.

Ella sonrió, valiente.

Cuando entró el médico, cargado de jeringas y ampolletas para recolectar muestras de sangre, la anciana ya no tenía miedo.

Ni al diagnóstico ni al tratamiento.

 

 

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