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Crónicas de la Nada

De músico siempre tenemos un poco

De músico siempre tenemos un poco

Una o dos veces por semana llega el hombre y toca su guitarra junto a la entrada de la casa.

Antes llevaba compañero y formaban fara-fara, pero la vida de juglar es para jóvenes y su amigo tuvo que jubilarse convencido por sus piernas y rodillas, que se negaron a seguir la vida de bohemio ambulante mañanero.

Asi se gana unos pesos, llevando música al azar por las calles. En mi casa la parada es obligada, porque siempre sale Emiliano, y se convierte en parte del espectáculo. Antes, sólo salía a escucharlos con tal interés que hasta su chupón se quedaba quieto. Ya más grandecito, baila al son que le toquen, aunque sean canciones del tiempo de sus bisabuelos.

Todos tenemos algo de músico, poeta y loco, pero en estas tiernas mocedades, Emiliano parece tener mucho de las tres cosas. O eso creemos, porque aún no sabemos que es lo que dice en esas canciones que inventa.

Ya inició su carrera artística, al lado de este juglar ambulante mañanero, que ahora ya no pregunta por el Gordito, sino por su compañero que toca la guitarra. Y sabe tocar todas las guitarras, aunque le falten cuerdas.Como siempre es bueno que nos falte un poco de cordura, terminamos desafinando un poco la razón para disfrutar mejor los conciertos que nos regalan estos artistas únicos.

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