Blogia
Crónicas de la Nada

Sola

Sola

Alguna vez fue joven y fuerte.

Hoy, está atada a una cama de hospital, por la enfermedad.

No sabe si podrá salir, porque su futuro está en manos de Dios, y a veces siente que Él ya quiere que descanse.

Fue madre, lo que significa mucho trabajo, angustias, desengaños. Crió a cuatro hijos, tres varones y una mujer.

Pero ella sólo recuerda los buenos momentos, las alegrías, los triunfos, los amigos que le llevaban.

Seguramente eso es lo que le hace más llevadera su enfermedad.

Cuatro hijos, pero sólo una está día y noche a su lado. Los demás siempre tienen excusas. No la dejan, claro, pero es apenas unos ratos, una noche, un tiempo determinado.

Ninguno ha dejado trabajo, familia, descanso totalmente como lo ha hecho la hija. Todos dan apoyo, cierto, pero ninguna da entrega.

Dos o tres noches cuidándola son suficientes. Hay que descansar, hay que trabajar. Hay que vivir.

Olvidan que la madre alguna vez –muchas veces- dejó todo por cuidarlos. Por acompañarlos. Por llorar con ellos.

Ahora está en una cama de hospital, acompañada sólo por su hija y por el compañero de toda la vida, que se resiste a dejarla sola, y saca fuerza de su pasado para velarla. Fiel en la enfermedad como lo fue en la salud.

Igual pone en riesgo su salud, su trabajo.

Sólo ellos, el esposo y la hija.

Por algo dijo un viejo: Dios te de hijos que te llenen de orgullo, y al menos una hija, que será la única con la fuerza suficiente para cuidarte en tu vejez.

Septiembre 3 de 2009

0 comentarios