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Crónicas de la Nada

Andar en bicicleta

Andar en bicicleta

La Vida es como un eterno aprender a andar en bicicleta.

Cuando crees que has avanzado mucho sobre las dos ruedas, de pronto pierdes el equilibrio y caes.

A veces sales raspado de una pierna, de la nariz, y algunas veces hasta un brazo roto puedes sufrir.

Así es la Vida. Te revuelca a cada paso, ya sea con las ausencias, con los olvidos, con ingratitudes, con los adioses, o simplemente con los recuerdos de los momentos difíciles.

De todos modos, no importa cuál sea la causa, sales raspado y revolcado.

Me he ido acostumbrando a eso. Y también a decir siempre que estoy excelentemente bien. Y lo estoy casi siempre, pero cuando no lo estoy, a fuerza de repetirlo, termino por convencerme.

No importa si la Vida te revuelca o te rompe un brazo, la cabeza incluso. Importa que tan fuerte eres para levantarse, y que tan valiente para sacudirte el polvo, ignorar los raspones, limpiarte los mocos y las lágrimas, y volverte a subir a la bicicleta.

Así vivimos, yo y todos. O todos y yo. Así vivieron los abuelos, los padres y nuestros hijos, nietos y todas las generaciones.

Es parte de la Vida, y el dolor es el precio que debemos pagar por estar vivos.

A veces, compramos Vida cara, pero generalmente son raspones que podemos soportar sin tanto alarde de estoicismo. Algunas noches, cuando la noche deja de ser doncella y veo que está lo suficientemente madura para no dejarse seducir por mí, los pensamientos vuelan como mariposas dentro de mi mente, y dejo escapar algunos. Es cuando brota alguna frase fugitiva que quizá no diga mucho, pero trae una carga emocional que otros perciben.

Alguna la escribí en el Facebook y generó un sinfín de mensajes, de llamadas, de preguntas.

No pasó nada. Ni me despidieron del trabajo, ni se murió nadie, ni se acabó el Tequila o el café en casa, ni me corté la venas con pan.

Simplemente, vencí un día más, como todos lo hacen en sus Vidas.

O quizá sí pasó algo: Me dieron un gran día con esa preocupación que mostraron por mi.

Gracias.

1 comentario

Emily -

Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, incluso aquellas que perdemos.
Lo importante y valioso es cómo enfrentamos todas esas batallas o revolcadas que nos presenta la Vida, porque mientras haya vida hay que levantarse y seguir adelante.