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Crónicas de la Nada

La vida estaba ahí

La vida estaba ahí

Cuando desperté, la Vida todavía estaba allí.

Me vio, pero arremolinó su vista en otros menesteres, fingió perderse en la distancia y actuó como si yo no existiera.

Su sonrisa la delató, porque me llegó de rebote y la sentí tan cálida y amorosa como siempre, como cuando hacía todo lo posible por hacerme feliz.

La Vida seguía ahí, como cada día, con sus regalos: el Amor aún intacto, la salud todavía vigente, el bienestar siempre in crescendo, y los seres queridos, quizá ahora algunos lejos, pero tan presentes como estaban la noche anterior cuando apague la luz en el reloj de la Existencia para pasar al voluble y delatador mundo de los  sueños.

Cuando desperté la Vida todavía estaba ahí, y agradecido, la abrace con mi alegría.

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