El Tiempo
No hay forma de sobornarte, Tiempo.
No importa lo que te ofrezca, tú todo lo tienes. Y sigues tu marcha, imperturbable, arrastrándonos contigo, sin remedio, como si quisieras terminar pronto tu tarea. Quizá no sabes que es eterna, estás condenado a caminar siempre, como un judío errante, que busca un descanso, y no lo puede hallar.
Nosotros tampoco. En un parpadeo nos haces caminar una vida.
Los días marchan rápido, no se detienen. Los niños se pierden en el mundo de los adultos, los adultos se pierden en el mundo de la vejez. Los viejos se pierden en otros mundos.
Vuelve el día 13, y otra vez los recuerdos. Quisiera que te detuvieras un poco, para que no metas tus dedos en esa llaga que se abre cada día 13. Bastante duele la herida abierta, como para que tú vayas y la remuevas inmisericorde a mi dolor.
El 13 es de mala suerte. Nunca lo creí, pero ahora, es un día aciago. Cada mes, no importa si la luna brilla entera en el cielo, si los amantes se encierran en su mundo, si las flores brotan y me sonríen, si la vida me regala un nuevo mundo. La tristeza cubre todo.
Son 13 meses, doble 13. Parece lejano el día aquel que lo abrace por última vez. No respondió, y su cuerpo yerto no reaccionó ante las palabras que salían ansiosas de ser escuchadas antes de que se fuera. Ya sus labios no pudieron decir su clásico "si, pá". Ni su mirada triste estalló en una sonrisa tan grande como su imaginación. Y tú, Tiempo, no aceptaste regresar.
Te ofrecí todo, Tiempo, lo que tenía. Te daba mi vida, mi patrimonio, mi tiempo, mi esperanza, mi fe. No aceptaste. Seguiste caminando, imperturbable, sordo a mis súplicas. No hay soborno que te convenza. Admiro tu entereza, aunque eso signifique que a los que dependemos de ti, nos acabes la vida.
Seguiremos, sin duda, viendo como avanza el reloj. Es tu emisario, y no duda en cumplir su funcion.
Pero sé, que al final, cuando emprendamos el último viaje, dejaras de existir, y entonces, serás meramente un recuerdo. Y podré regresar en tu espiritu y volver a vivir aquellos momentos agradables que hoy sólo encuentro en el recuerdo.
Te digo hoy, no buscaré más que esos instantes donde él estaba, sonriente y confiado en el futuro que no le diste.
Y entonces, los días 13, no serán más que una simple circunstancia sin valor.
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