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Crónicas de la Nada

Cumpleaños


Otros años, en esta fecha, andaría apurado por terminar e irme.Hoy, no tengo tanta prisa.

Ya no está el viejo, el que cumplía años, el que esperaba que este día llegarán a su casa todos sus hijos, sus sobrinos que eran comos sus hijos, y el que quisiera llegar.

Nunca organizó fiesta, pero siempre aceptó el festejo.

Ironías de la vida, siempre decia que en su cumpleaños a todos les daba el día libre, para que festejaran. Pero la vida hizo que su hijo mayor trabajará todos los primeros de mayo. Aún así, ese hijo siempre llegó, incluso el año pasado, el 2015, último cumpleaños del Viejo. Escapó del trabajo, y llegó a la casa familiar cuando la noche comenzaba a madurar.

No habia mucha gente, pero suficiente para convivir. Esa noche pensé en lo lamentable que es que te cambien el turno y tengas que trabajar en la tarde de un día festivo. Pero de pronto la suerte cambio, terminé pronto, y decidí no esperar el fin del turno. Por una vez, vale irse antes.

Hoy, me alegro de haberlo hecho. Aunque hace años sabía que cada festejo, cada cumpleaños y cada navidad podía ser la última que convivía con papá, nunca imaginé todo lo que incluía ese concepto.

Ahí estaban todos, hasta los jóvenes que evaden las reuniones familiares. Y perpetuamos el momento con fotos. Los cuates con él y conmigo. Karen que se unió. Angeles y yo con don Panchito.

Y la foto máxima, ahí en el patio de la casa familiar, sin cuidar ni las formas ni los fondos, ni el background, como dirían los técnicos: Cuatro generaciones de Zuñiga. Don Pancho, Paco, Paquito, y Ángel Emiliano, el bisnieto, el nieto, el hijo de nosotros.

Fue la única oportunidad que la vida nos dio para fotografiarnos juntos. Trece días después, Paquito había partido, y tres meses más tarde, Papá lo seguía.

Ya no habrá otra oportunidad. Ni yo podré un día - por muchos que viva- tomarme una foto con mi línea de descendientes, pues la cadena generacional está rota para siempre.

Por eso este día no hay tanta prisa. Una vez acabe, recordaré la filosofía que Papá tenía. La vida es una, y se disfruta. Y que el mundo es de los fuertes, donde los débiles no  tienen lugar.

La uniré a mi propia filosofía, de que los seres queridos no mueren del todo, siguen vivo en nosotros, en las nuevas generaciones -como Emiliano- que lleva consigo un poco de don Pancho, de mí, de Paquito, y lo suyo propio.

En él vive su bisabuelo y su padre, y su abuelo prevalecera un día.

Hoy celebramos el 86 aniversario de Don Pancho. Y Guapito y yo, vamos a festejar.

Feliz Cumpleaños, Papá. Un abrazo, Viejo querido.

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