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Crónicas de la Nada

El trabajo de los otros

El trabajo de los otros

Qué fascinación puede haber en contemplar como suben un auto a la plataforma de una grúa.

Visto desde un frío pragmatismo, de nada.

Un tipo que hace amarres de cadenas, que manipula dos o tres palancas, calcula la tensión de los amarres y luego parte, satisfecho de su trabajo.

Nada, en apariencia, pero cinco adultos dejamos lo que hacíamos para seguir paso a paso cada movimiento que el gruyero hace para afianzar el camión sobre la plataforma de su vehículo.

Parece fácil, pero vemos que hace su trabajo con la misma concentración y precisión con que un cirujano cambiaria un corazón en el pecho de su paciente.

Es tan fácil mover una palanca para que las cadenas estiren el otro vehículo. Pero una tensión excesiva puede romperlas, y eso obliga a tener una precisión de cronometro olímpico.

El gruyero la tiene. Con breves movimientos va delineando su trabajo, mientras los demás vemos como lo hace.

Un trabajo sencillo, que despierta en todos la fascinación ante el trabajo ajeno.

 

Noviembre 18 de 2009

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