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Crónicas de la Nada

Buenas costumbres

Buenas costumbres

 En su vida, la Muñeca ha dormido en el suelo. Siempre encuentra algo en que posar su humanidad.su perridad,mejor dicho.

Tiene sus preferencias, como el sillón metálico que se quedó olvidado en la cochera, o el cojín que alguna vez albergó temporalmente las posaderas de gente importante.

Ahora, con la misma dignidad de una duquesa, la muñeca posa su cansancio cada, tarde, cada noche, y desde ahí, nos mira con esa mirada de misericordia que Dios le dio a los perros buenos.

La Muñeca no es lo que la gente llamaría una raza fina,sino que es de una especie canina indefinida. Eso no le impide desenvolverse siempre con una elegancia innata, donde resaltan las buenas costumbres y la buena educación. Es limpia, ordenada, bien portada, y salvo que a veces exagera su celo guardián, no hay queja de ella.

También sabe de coraje y de malos modos. Lo han sufrido más de una docena de perros que le doblaban el tamaño, y que todas maneras mordieron el polvo, asi como algún trabajador peregrino que no logró pasar la prueba de confianza.

Pero en sus ratos libres, Muñeca es elegante, y siempre lleva a cuestas su dignidad, como una dama venida a menos.

Debe ser que la modestia del linaje, no va reñido con las buenas costumbres.

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