El silencio de Adán
En alguna gruta oculta por el amplio mar, está perdido un escrito que habla de la creación del mundo.
Es el Génesis de Serpiente.
Lo escribió para dar la versión que sabía le negarían los teólogos y sabios de la humanidad.
Ahí yace, ileso pese a la acción del agua salada, esperando que un día el hombre pueda llegar a las profundidades del océano y lo descubra.
Dios le permitió a Serpiente escribirlo, pero le advirtió que nadie le creería: -La historia la escriben los vencedores, y el hombre se sentirá siempre vencedor- le dijo.
Aún así lo escribió, y tuvo la osadía de mostrárselo a Adán, para que lo comparara con sus propios recuerdos.
Adán, que aún no inventaba ni la política ni la diplomacia –que es el arte de decir mentiras ocultar verdades- lo aprobó. Sólo en algo disintió: él no era tan callado como lo describía su amigo.
-Pero yo he visto como se tratan en la intimidad, donde Eva habla y tú sólo escuchas.
Adán hizo recuerdos. Sí, la palabras brotan de la boca de Eva como las gotas de lluvia en un aguacero. En una tormenta.
-Bueno –argumentó por fin- no es que yo sea callado. Más bien es que Eva nunca calla.
Enero 17 de 2010
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