Fidelidad
Eché una mirada a mi alrededor, y mis ojos se toparon con los de un extraño personaje.
- Te conozco- le dije, sin duda alguna.
- Soy la Fidelidad- me respondió.
Poco lo había notado, en realidad. Era la primera vez que le ponía atención. La Fidelidad. Había visto como se habla de la muerte como un personaje, del humor, incluso del odio, pero nunca de la fidelidad.
Pero ahí estaba, con su túnica clara que permitía ver un cuerpo bastante más que flaco.
- Estás enfermo- pregunté solícito.
- No –contestó- así soy.
Pidió una bebida, y se puso a repasar a la gente que llenaba aquel bar. Me explicó que la Fidelidad no está reñida con los buenos momentos y que uno puede andar donde sea, sin dejar de ser fiel.
- Quienes me tienen a su lado nunca me ven. En cambio, los que más me ven, enseguida me rechazan. Donde quiera que me ven, voltean la cara, me corren, me dicen hasta de que me voy a morir, y me avientan lo que hallan. Algunos –y sobre todo algunas- hasta de su casa me echan.
Pero hay enfermedades que asustan y obligan a ser fieles, le dije.
- Le pierden el miedo, creen que a ellos no les pasará.
Muchas cosas más me platicó Fidelidad, tan interesantes en torno a él, que pasamos un largo rato bebiendo, discutiendo hasta terminar tan amigos como siempre.
Diciembre 29 de 2009
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