Blogia
Crónicas de la Nada

Iguales

Iguales

Cuarenta años después de la primera vez que los vio, volvió a verlos juntos.Eran apenas unos seis, pero habían compartido juntos muchos años de vida, en la época más feliz, que es la niñez y adolescencia.

Juntos pasaron los años de escuela, y al llegar al nivel profesional, cada uno tomó por su lado.

Los amigos se volvieron parte de un pasado que se topaba de vez en cuando, cuando caminaba por el pueblo.

Pero la vida le sonrió, y ya no caminaba, sino que pasaba en su coche. Luego el trabajo lo absorbió, y ya ni siquiera atinaba a pasar por ahí.

El destino lo llevó lejos, aunque de cuando en cuando volvía a sus raíces.

Esa tarde, se topó a uno de ellos. Lo reconoció fácil, pues fuera de algunos kilos de más, seguía con las mismas facciones. Era como ver hoy, en el hijo, al papá de antes.

La cita fue inevitable. Esa noche, volvió con los amigos. Los encontró distintos. A unos casi no los reconoció.

Pero eran ellos. Alguno había hecho fortuna, aunque fuera el que más se quejaba. Otro, sólo asentía con ese gesto de quien sabe que las cosas no son toda la verdad que parecen.

Aquel había sido maltratado. Su rostro denotaba más edad de la que tenía, un diente se había caído hace tiempo, quizá en alguna parranda interminable.

Pero conforme transcurrieron las horas, vio que eran los mismos. Aún se insultaban con la misma vehemencia. Se burlaban unos de otros, sin enojarse jamás.

Eran como hermanos, como niños que viven jugando a ser mayores.

Los mismos gestos, las mismas bromas léperas.

Por unas horas, dejaban la madurez que la vida les había dado, y eran como niños grandes, que tenían la libertad de jugar.

Ya no corrían, pero sus bromas seguían siendo ágiles.

Hay cosas que no cambian, pensó.

Afortunadamente.

 Noviembre 7 de 2009

 

 

0 comentarios