Blogia
Crónicas de la Nada

La reja

La reja

Es una reja simple, negra con ribetes dorados, algo desteñidos por el sol que le llega cada tarde, cada día, todo el año.

Lo mismo frena cualquier ocasión que haga al ladrón, que para detener a la Muñeca cuando intenta salir ladrando a asustar a todo el que pasa.

A veces tiene candado. Entonces se convierte en el guardián de las escasas posesiones que tenemos en casa.

Escasas, pero algunas son valiosas. Como los libros que rebosan el librero. O las miles de fotos que cuentan la historia familiar. O los autos que lucen sobre la repisa en el cuarto de los gemelos, o la colección de muñecos en la recámara de la hija.

Ha sido lo mismo portería en la cancha de fútbol que se improvisaba cada tarde en la cochera, que la puerta de salvación de un día difícil.

Cada vez que alguien la abre, su sonido inunda la casa.

Ahora también es la señal de que los hijos crecen. Ya no controlamos su movimiento. Ahora, suena de pronto, y es que alguno sale, sin avisar siquiera. Ya se sienten con edad para explorar más allá de la cuadra, y no creen que sea necesario avisar que salen de cacería buscando emociones.

También se ha convertido en el sonido de la tranquilidad. Su sonido es chirriante, y en nada se parece a una campana de voz argentina. Pero cuando suena, a altas horas de la noche, es señal de que ya todos estamos en casa, y podemos dormir tranquilos.

Ahora es símbolo de libertad, y de responsabilidad.

Noviembre 5 de 2009

 

0 comentarios