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Crónicas de la Nada

Adán y Eva

Adán y Eva

Cuando Adá conoció a Eva, le gustó.

Era la primera mujer que veía, y la única por mucho tiempo, y le agrado sus ojos, su pelo, sus manos, su sonrisa.

No vió sus formas exhuberantes, y las diferencias en sus cuerpos apenas le despertaron un poco la curiosidad. Había inocencia en su mirada.

Con el tiempo se hizo más prosaica su mirada. Pero las formas definidoras de la femenidad deEva le llamaron despertaron su pasión y su lujuria mucho tiempo después, cuando Eva las cubrió con hojas de árboles.

Entonces se volvieron prohibidas, y eso abrió para Adán un panorama distinto. pasaba el tiempo pensando cómo era, que deleite podia encontrar en esas partes de la pudibunda Eva, y cómo convencerla de dejarse acariciar.

No se explicaba Adán cómo no lo había notado antes, cuando Eva recorría desnuda el Paraíso. No entendía entonces que no era el cuerpo de Eva, sino lo prohibido, lo que le llamaba la atención.

Mucho tiempo insistió ante Eva para que lo aceptará. Pero ella lo rehuia, le negaba el premio. Adán andaba malhumorado, impaciente de todo.

Al fín, Adán se dejó vencer. Volvió a concentrarse en los ojos de Eva, en sus labios, en su sonrisa. Se volvió amable, caballeroso, y volvió a ser compañero de Eva. Solo amigo, no aspirante a amante.

Y entonces, Ella, al fin mujer, enigmática en su proceder, le cedió lo que tanto le negaba antes.

Octubre 25 de 2009

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