Blogia
Crónicas de la Nada

El llanto de Adán

El llanto de Adán

Una de las peores herencias que dejó Adán a sus hijos, fue la maldición de Caín y Abel.
Cuando el primero mató a su hermano, Adán perdió a los dos. Uno bajó a la tierra, a hacerse el polvo que siempre fue. El otro, desterrado, donde nadie supo más de él, y donde cualquiera podía cobrarle la deuda.
Huyó Caín, murió Abel, y Adán sufrió.
Desde entonces, miles de veces la mano de Caín se ha alzado contra la de Abel. Todos somos hijos de Adán, así que cada vez que alguien ataca a su hermano, se convierte en Caín.
Hay quien sufre ambas cosas. El dolor de ver convertido a un hijo en asesino, y el dolor de ver muerto a otro hijo.
Caín ya no huye. Entra a la cárcel. Y ahí, el nuevo Adán va lo visita y sufre con él.
Abel, en cambio, sigue muriendo. El nuevo Adán va y sólo encuentra de él una lápida fría, sucia, abandonada.
Un nombres es el único indicio de lo que un día fue el hombre.
Es la ley de la vida. El brazo de Caín seguirá levantándose contra Abel, una y otra vez.
Y siempre, Adán será el que llore.

Septiembre 13 de 2009

0 comentarios