Blogia
Crónicas de la Nada

El pensamiento

El pensamiento

Adán Pérez salía a todas horas de su casa.

Sentía el placer de aventurarse en la novedad que representaba cada cosa de su mundo. Le atraía aprender, descubrir, inventar. Era una constante renovación de su conocimiento.

Por eso salía. A ver.

Eva lo miraba salir, y aunque no le gustaba del todo que la dejara tanto tiempo sola, nada decía.

Disfrutaba su regreso y el reencuentro.

Un día, la Serpiente llegó a su casa. No dijo mucho, pero sí lo suficiente: -Te has dado cuenta Eva, que Adán sale demasiado. ¿No será que habrá descubierto que hay otras mujeres?

Eva se encendió, pero intentó no demostrarlo. Calló y sonrió.

Cuando Adán regresó, la dulce Eva se había convertido en un monstruo de celos. Le recriminó a Adán sus largas ausencias, inventó mil historias donde él seguramente había descubierto una tribu de mujeres y se revolcaba con ellas.

Adán le explicó que no había porque sentir celos, que él nunca sería infiel. Que sólo era pasear y conocer. Estudiar su nuevo mundo.

Eva, mujer al fin, no quiso perder.

-          Bueno, a lo mejor no andas con otras, pero al menos me eres infiel con el pensamiento.

Adán sólo sonrió. No había en Paraíso otra mujer en quién pensar. Había ganado.

Pero de alguna manera, Eva, había adivinado.

 

Febrero 15 de 2009

0 comentarios