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Crónicas de la Nada

Bendita Navidad

Bendita Navidad

Bendita Navidad que nos permite salir por la mañana a jugar con los juguetes que misteriosamente aparecieron junto al arbolito navideño, llevados, según la inocencia de los padres, por un viejito bonachón vestido de rojo que ni el más avispado niños ha visto jamás.

 

No importa,  salimos a presumir nuestros nuevos amigos: bicicletas, trenecitos, muñecas, armas espaciales y un sinnúmero de juguetes que intentamos sean eternos, aunque en el uso que les damos pareciera que la misión es eliminarlos.

 

Esta mañana de Navidad fui niño, y perseguí extraterrestres, fui policía de los buenos- esos que siempre existen en la imaginación de los niños-  y probé mi puntería disparándole a los monos de nieve hechos de peluche que descansan en la sala.

 

Gracias Santa Clós, que no me trajiste ni un solo juguete, pero se los trajiste a Emiliano, y eso es suficiente para que por un día, sin cargo alguno de conciencia, pueda tirarme de cabeza al mundo de los niños.

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