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Crónicas de la Nada

Buen Viaje

Buen Viaje

Este día es la última página de un libro llamado 2016. Lo fui escribiendo cada día, cada hora, cada minuto cada instante del año. A veces con una pasión que me llevaba a vivir con intensidad el momento para atesorarlo en el anecdotario de la vida. Otras, con indiferencia, dejando sólo pasar las horas para completar el trámite de vivir un día más.

No es fácil escribir el libro de mi propia historia. No lo es para nadie, porque los momentos tristes siempre insisten en asomarse cuando la Soledad es la única compañera, pues sólo ella aguanta siempre hasta el final de la juerga de la vida diaria.

Las historias son así. Nunca es una sola, sino que se van hilando una serie de vivencias, pequeñas historias que se enlazan hasta formar un puente sólidos que nos lleva al  futuro, donde esperamos que las cosas sean mejores.

Yo no creo que todo pasado fue mejor. Leo hojas atrás en el libro de mi vida y encuentro momentos muy difíciles, angustiantes, dolorosos, y situaciones que no me hubiera gustado vivir ni se las deseo a nadie. Y también encuentro otros instantes de mucho amor, bondad, deleite, alegría, satisfacciones, que quisiera compartir con todos. Pero al final, el futuro me ofrece algo que el pasado ya no me da: Esperanza.

La encuentro sobre todo en dos pequeños seres que alegran el mundo de todos los que giramos alrededor de sus incipientes vidas. Ellos representan la esperanza en el  futuro, en la oportunidad que nos da la Vida -y la Vida es Dios- para ser intentar ser mejores personas a través del amor que nos despiertan y que inevitablemente se reflejan en quienes se cruzan en nuestro camino.

No significa que olvide o deje de amar a aquellos cuya silla estará vacía de nuevo esta noche. Ellos tienen su propio lugar, incluso en uno de esas creaturitas. Pero la Vida exige atender a los que llegan, porque somos el sendero que los llevará a su propio camino.

Por eso esta noche, cuando deba ponerle punto final al libro llamado 2016, lo haré con agradecimiento por las alegrías que trajo consigo,  por la oportunidad que me dio de revivir momentos de infancia tirado en el piso y jugando luchas, y de reconstruir momentos de adolescencia y juventud haciendo planes para un futuro que no sé si alcanzaré.

Me gustó el 2016, pero a partir de las 12 de la noche será pasado. Fue un buen año porque hubo mucho amor en mi vida. Mucho más que dolor o tristezas.

EL 2017 es por ahora un montón de hojas en blanco, que empezaré a escribir -si La Vida lo autoriza- a partir de la medianoche.

Les deseo que haya siempre buena tinta en sus vidas para que escriban un libro lleno de triunfos, éxitos, amor, prosperidad, y que La Vida les de cada despertar una esperanza de mejores tiempos.

Buen Viaje, 2016, bienvenido 2017

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