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Crónicas de la Nada

Emiliano

Emiliano

Es el más pequeño de la casa, y paradójicamente es quien ocupa más espacio.

A donde quiera que se mire, está él, ya sea en la presencia de un par de minúsculos zapatos, un corral portátil, el andador, un montón de biberones, o juguetes dispersos por sillones y el suelo.

No habla aún, y es quien recibe más frases de todo tipo. Todos le hablan, aunque no entienda ni la mitad de lo que le dicen.

Cuando llega a algún lado, monopoliza la atención, y todos se  vuelven invisibles ante su presencia, porque quien lo ve, quiere llamar su atención. Y aunque se muestra groseramente indiferente, incluso apático a quien lo llama, todos insisten en buscar su aprobación.

Vino a cambiar el mundo. Antes de él, todo era anodino, sin gracia, pero llegó y revolucionó todo. Su presencia alegra, su ausencia entristece el ambiente, y el más leve bostezo acerca un sinnúmero de brazos dispuestos a arrullarlo.

Trae consigo toda la energía del mundo, y recarga sus pilas con unos minutos de sueño. Nada lo cansa, pero al final del día, es el único que puede lograr la profundidad del descanso en un segundo.

Va llenando la vida de recuerdos, de anécdotas, de travesuras y aventuras. En su sonrisa cabe toda la felicidad del mundo, y en sus brazos, el amor completo.

No sé si siempre será así, y si con el tiempo seguirá buscando la complicidad que ahora encuentra en el abuelo para explorar el mundo que le regalan y aun no conoce. No sé si su sonrisa siempre brotará con la misma alegría cuando crucemos nuestros tiempos.

No se siquiera si estaré a su lado para apoyarlo en sus primeros pasos hacia el mundo real, como ahora lo hago para que aprenda a caminar.

Espero estar ahí, y serle útil. Suplir en algo la figura que le faltó tan tempranamente en su vida, y compartir -cómplice eterno- su tiempo cuando sus travesuras se vuelvan aventuras que le ayuden a enfocar su vida.

1 comentario

Emily -

Seguramente tus manos tiernas y amorosas, manos de Abuelo, le transmitirán a través de caricias toda la fantasía y amor que tienes para él y que a tus lectores nos regalas en cada una de tus historias.
Recuerda que para los niños los Abuelos son tan importantes como los Padres.
Que Dios te conceda ver crecer al ahora, Pequeño Emiliano.