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Crónicas de la Nada

Orgullo paterno

Orgullo paterno

Nadie miente, aunque todos acomodan la verdad.

Hablan de los hijos y sólo la prudencia evita deshacerse en elogios, pero el mensaje es certero: Cada uno se siente orgullo de ellos.

El primer matrimonio habla de su hija, la deportista. Adolescente aún, que ya ha viajado por el mundo y llegado a lugares que sus padres ni siquiera sabían que existían.

En sus modestos recursos, la han impulsado, y ella se ha montado en las ilusiones de todo para llegar lejos.

Otro matrimonio habla de su hijo el que está a punto de terminar su carrera. Es su orgullo, con sus buenas calificaciones y un excelente futuro, lejano del de obrero que tuvo que asumir su padre.

Hablan de los logros y las esperanzas que tienen en él. De sus desvelos y su aplicación al estudio.

El tercero aboga por su hijo el artista. El que pinta, el que crea arte. Es el que hizo los cuadros que adornan la casa.

Así, cada pareja de padres va desgranando lo que sus hijos han logrado. Hijos adolescentes que aún no logran el éxito absoluto, pero que ya llegaron lejos y van encaminados, para bien suyo y orgullo de sus padres.

Todos, salvo el último, que en su crudeza, simplemente dice que sus hijos adolescentes, son su dolor de cabeza.

No importa, aclara, están creciendo. Y si hoy no causan el orgullo de sus padres, ya lo harán. Cuando decidan encaminarse.

 

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