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Crónicas de la Nada

El viejo

El viejo

Invariablemente vuelve a tomar el mismo tema, con las mismas opiniones, siempre caústicas, como si nada le gustara.

Se queda callado, como si entrara en la conversación de los demás, atentamente, casi aprendiendo.

En realidad, sólo espera que alguien haga un hueco en la plática para entrar él. Vuelve a retomar el mismo tema, donde lo dejó, o a veces, repitiéndolo. Es igual, nadie lo escucha.

De pronto, interrumpe a los demás para hablar de lo que él quiere, solamente. O entra y cambia el canal de televisión que los demás ven, porque a él no le gusta.

Es el viejo de la casa. El que deambula a veces como un fantasma, invisible para los demás.

Los nietos llegan, lo saludan y se van a jugar.  No vuelve a existir en toda la tarde.

Por eso habla y habla sin parar, buscando un espacio entre los demás.

Nadie lo es cucha, nadie lo entiende.

Pero ya llegarán a mi edad, piensa el viejo. Y peor para ellos, si no llegan.

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