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Crónicas de la Nada

Una ramita

Una ramita

Es apenas una ramita, que no alcanza más de un metro de altura.

Llegó a casa envuelto en un bote de plástico, aferrado a un poco de tierra de su lugar natal, y dispuesto a triunfar sobre el mal tiempo, el olvido y los depredadores citadinos que han acabado con sus antecesores.

Algún día será un gran encino y sus ramas acariciarán las nubes, y le darán sombra a la vejez de quienes lo plantamos. A algunos, porque otros quizá son muy jóvenes.

Por ahora es una pequeña rama, como un árbol bebé., que necesita cuidados, le pongan agua todos los días y le hablen con suavidad. Antes habrá que cuidarlo, enderezar su rama, fertilizarlo y regarlo todos los días.

Una vez que sus raíces se afiancen en su nueva tierra, él crecerá solo, sin mayor problema.

Pienso en eso mientras Diego lo planta. Él también es una pequeña rama que algún día será un gran árbol y sus ramas cobijarán a muchos. Igual que el encino, vendrán los tiempos en que su tronco será fuerte y soportará el peso de otros, y tendrá la fortaleza para sostener lo que sea en sus brazos.

Por ahora, ambos son una pequeña rama que necesita una guía que los encauce hasta alcanzar alturas prodigiosas.

 

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