Volver
Volver no tiene mucho mérito.
Es tan fácil como desandar lo andado. dar vuelta en 90 grados, y seguir caminando. Lo difícil es reiniciar.
Siempre tras un largo receso, el comienzo se complica, porque no sabe uno si seguir las cosas en el punto que las dejó, o renovar toda la logística de vida, o hacer como que todo es nuevo, o criticar lo que se hizo mientras uno anduvo por ahí, vagando por la vida.
Pueden ser los 20 años de Gardel, o los 15 días de unas vacaciones o los 15 minutos que tarda uno en ir a comer y regresar. Se dificulta porque en ese tiempo, nos desligamos de todo por estar en otro mundo. La prioridad cambia y navegamos al cien por ciento en otros mares, a sabiendas de que volveremos al de siempre.
Es la única manera de hacer bien las cosas. Saber desligarse de nuestro yo, asumir otro, y luego volver a vestirnos de nuestro yo original.
Bien.
Vuelvo a donde siempre. Las cosas han cambiado, se ve. Basta dar una mirada panorámica. Pero hay otras cosas más profundas que también son diferentes. Eso no se ve, sólo se percibe.
Habrá que enfrentarlas, habrá que ajustarnos a la evolución y alcanzarla. Eso nos dará la certeza de que seguimos vivos, de que podemos irnos 15 minutos, dos semanas o veinte años, y que seguimos siendo los mismos.
0 comentarios