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Crónicas de la Nada

Cada quien su oficio

Cada quien su oficio

Todos trabajamos, pero cada uno en distinta actividad.

Los dos hombres frente a mí se afanan en quitar pieza por pieza el piso de mosaico que hasta hoy adornó la casa.

Es tiempo de cambio, y nada como empezar desde abajo.

Ellos son los encargados de hacerlo. No puedo dejar de comparar que quizá cobramos lo mismo, y que al final del día, tendrán en sus manos lo que yo he tardado meses en reunir.

En el patio, Ella se afana lavando la ropa. Igual, al final del día estará cansada como nosotros, pero su bolsillo seguirá tan vacío como en la mañana. Es trabajo por amor al arte, por amor a los demás.

Me siento con suerte. Mi trabajo es más cómodo. Acomodo las hojas de una revista. Es el punto final del trabajo, lo sencillo. Lo difícil ya pasó. Ahora sólo queda darle un toque final y cobrar el trabajo.

No se si logre ganar tanto como los albañiles. Ni si les rendirá a ellos lo que a mí.

Sólo sé que cada uno trabaja en lo suyo, aunque estemos todos juntos en un área de cinco metros a la redonda.

Pienso que tengo suerte, porque ellos no tuvieron otra opción.

La vida eligió por ellos.

Marzo 25 2010

 

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