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Crónicas de la Nada

Formateada a la vida

Formateada a la vida

Se apagó la computadora.

Funcionaba tan bien, que no pensamos que nos fuera a dejar repentinamente, y menos que se fuera a llevar el trabajo de una semana.

Faltaba sólo el toque final, una revisión, y pasarlo a impresión, para entregarlo y despreocuparse por un par de semanas.

Eso de despreocuparse es un decir, porque en este negocio nunca se desafana uno. Simplemente que las diversas etapas tienen diverso grado de presión.

Lo más difícil es tener listo todo el diseño de una revista. Y con eso, todo es mecánica. Pero lo anterior requiere dedicación, oficio periodístico, sentimiento, experiencia, y mucho amor, porque de otra manera, sale un producto malhecho, contrahecho.

Vaya, es como un hijo. Le pones amor, y crecerá sano de mente y alma. Si lo olvidamos en algún rubro, saldrá resentido.

Todo estaba lista, y un mal movimiento mandó todo al ciberinfierno. Dijo el técnico que de todas maneras se iba a morir el sistema, porque estaba lleno de virus.

La computadora no lo supo. Estaba condenada de antemano. Nosotros tampoco lo previmos.

Todo se fue al ciberinfierno.

¿Nos pasará lo mismo a nosotros?  ¿cuántos virus invisibles tenemos en el cuerpo, en la vida, en las relaciones con los demás?

Vale recuperar los buenos recuerdos, guardarlos y luego darle una formateada a nuestra vida.

Para empezar de nuevo, solo con lo bueno.

Noviembre 27 de 2009

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