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Crónicas de la Nada

El frío

El frío

Esa tarde todos llevaban al menos un suéter, y los mas friolentos hasta dos, o un abrigo,

No era mucho el frío, pero luego de muchas tardes consecutivas de calor, los pocos grados que descendió el termómetro se antojaban de congeladora,

Todos iban bien abrigados, algunas mujeres hasta bufanda llevaban, en parte porque así cuidaban su organismo de un resfriado, y en parte porque así lucían más a la moda,

Nada más una persona parecía indiferente al frío. Era el vigilante, el que siempre estaba en la entrada, el que recibía las quejas, los encargos de cuidar los coches, y el que todos saludaban en automático, sin preocuparse más de el,

Estoico, soportaba lo gélido del viento, las miradas de curiosidad y hasta de reprobación por no cuidar la salud. Estar así, en simple camisa, era arriesgarse a un resfriado o una pulmonía. No les preocupaba que pasaría con el, sino que pasaría con sus coches si nadie los cuidaba. Por eso no concebían como podía ser tan descuidado.

Un par de secretarias, de esas que siempre andan despistadas y sumidas en la simplicidad le pregunto:

- ¿Y usted no tiene frío?

El hombre miro el abrigo de la muchacha, su bufanda multicolor, y sin perder la sonrisa le respondió:

- La verdad, lo que no tengo es suéter ni abrigo.

 

Noviembre 16 de 2009

 

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