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Crónicas de la Nada

El teléfono celular

El teléfono celular

Sufro cuando todos sacan su teléfono celular.

Los hay sofisticados, con agenda, música y memoria para agregarle cuántas canciones quiera su propietario.

Algunos traen una cámara con mejor resolución que la cámara que tengo en casa. O un sinfín de sonidos para personalizar las llamadas.

Yo tengo un teléfono simple. Realmente no sirve para otra cosa que no sea llamar por teléfono. Y aunque ha tenido mil batallas, un sinfín de caídas y muchas horas de uso, sigue vivo, siempre prestó a captar la llamada del amigo, del trabajo, de la casa.

Su única vocación es ser teléfono. No tiene alma de cámara fotográfica, ni de radio, ni de televisión, ni de secretario particular.

Apenas y me sirve para almacenar un montón de números telefónicos de amigos, familiares, contactos de trabajo.

Ha ido conmigo a mil lugares, ha estado en mil frentes de batalla periodística, y creo que alguna vez hasta sirvió para escapar de un lugar donde no estaba contento.

Lástima. Como todo teléfono su vida útil terminará un día. Supongo que entonces se irá al cementerio de los teléfonos celulares, a espera que alguien lo triture, y transforme el plástico que lo compone en juguete, o en un sartén para la cocina.

Por ahora es mi teléfono. El que no tiene cámara ni radio, ni memoria para guardar fotos y canciones.

Aunque quizá un día decida atarle una cámara o un radio.

Es mi teléfono. El que sólo sirve para llamar. Eso sí, siempre sirve.

Octubre 2 de 2009

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