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Crónicas de la Nada

Galletas

Galletas

Hay quien comparte el pan y la sal.

Estos hermanos comparten el hacer el pan. Bueno, las galletas.

Un montón de ingredientes que forman una masa, a la que hay que amasar, valga la redundancia, hasta que toma una consistencia adecuada. Se vuelve moldeable, pero no se deshace, ni se separa.

Darle la forma a las galletas es fácil, siempre hay moldes que ayudan. Lo difícil es darle personalidad a cada una de las futuras galletas.

Ahí entró la creatividad de todos. Cada uno tomó un palillo como pincel, y con un colorante fueron dandole sonrisa a las caritas de Mickey Mouse.

Alguno le puso una bufanda rosa, y otro le alcanzó a poner un moño, con lo que el personaje cambió de personalidad. Ahora el Mickey Mouse se convirtió en Mimí.

Que fácil es cambiar en una galleta. Cada una tuvo su propia personalidad, pues aunque el molde era igual, los acabados  variaron.

Uno quedó con los ojos tan grandes como toronjas, y otros con los ojos rasgados. Galletas chinas podrían llamarse.

Así estuvieron los tres hermanos, entre jugando y creando. Compartiendo su creatividad y su tiempo. Pequeños detalles, semillas que siembran recuerdos para el futuro.

Tan simple que es moldear unas galletas. Ojalá así fuera de fácil moldear a los hijos.

 

 

29 septiembre 2009

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