El Profe
Dice el profe que ya no hay nada que hacer por los muchachos.
Son cabezones, son desobedientes, son casos perdidos.
En su caso, dice que sólo espera la jubilación, para olvidarse de ellos y recuperar la tranquilidad.
No es gratuito su ansia de jubilarse. Platica que una maestra, de tanto lidiar con los muchachos, terminó alterada de los nervios.
Y por ahí anda un montón de maestros con gastritis, con hipertension o con diabetes, producto de los gritos contenidos a los escandalosos alumnos.
Por eso el Profe ya decidio. Apenas cumple los años necesarios, se jubila. Quiere viajar, aunque sea aqui cerca. Quiere tener las tardes libres, ir a presentaciones de libros, a tomar un café y ver como la oscuridad va cubriendo con su manto la ciudad.
Le gustaria ir al cine entre semana, al teatro los viernes, y los sabados descansar.
Y sobre todo olvidarse de las penurias que tienen los salones de clase, para sentarse en un sillón a recordar con nostalgia solo los buenos momentos que pasaba con su alumnos.
Septiembre 21 de 2009
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