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Crónicas de la Nada

Viajero en extinción

Viajero en extinción

Con un montón de años a cuestas, el hombre aquel iba muy tranquilo en su bicicleta.

Nada más verlo de espaldas, se notaba que es de los muchachos de antes, esos que siempre andaban muy a la línea: Limpiecitos, con la raya del pantalón bien  definida, y una camisa sin mancha, abotonada hasta el cuello, y con las mangas bien abrochadas.

El hombre, de unos sesenta años, de piel morena, curtida por el sol, pedaleaba sin prisas.

No peleaba, ni buscaba adelantarse al paso de los demás. Simplemente pedaleaba, acostumbrado a trasladarse en su bicicleta.

Hay una diferencia abismal entre quienes usan la bicicleta para paseo y quienes la utilizan para transportarse.

Los primeros van sin un rumbo definido, evitan las aglomeraciones, las zonas transitadas.

Los segundos, van con calma, buscan la ruta más corta, y no tienen miedo ni a los camiones ni a los conductores agresivos.

Así aquel hombre. Su actitud exigía respeto de los caminantes y los automovilistas.

Se adentró en el mar de coches que estaban varados por culpa de un chofer mal estacionado, y sin inmutarse, siguió su camino.

Único entre muchos. Viajero en bicicleta de los que ya están en peligro de extinción en esta ciudad.

 

Septiembre 15 de 2009

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