Adios 2014
Cada año de mi existencia ha tenido vida propia.Conforme los acumulo aprendo mejor a valorarlos, porque cuando uno de ellos muere -como esta noche el 2014- también muere una parte de mi.
El pasado no vuelve, y siempre queda la sensación de que no aprovechamos debidamente el tiempo que se nos da.
Este año no es excepción, pero la Perspectiva es distinta. Tuvo días malos, y en alguno llegue a pensar que era el peor día de mi vida. Estaba equivocado, porque vino otro día peor, más difícil y del que sin embargo recuerdo cada instante.
En este año se rompió la brecha generacional y el dolor ensombreció la alegría espontánea que siempre viajaba conmigo. Mi antes y mi después se fueron casi simultáneamente, y de pronto ví un vacío profundo. Un Vacío que sabía llegaría, y otro -el que estaba encaminado al futuro- que nunca esperaba sucediera.
Pero no puedo decir que ha sido un año todo malo. En los momentos difíciles mi familia y yo sentimos el apoyo de mucha gente, tanto de nuestros familiares como de los amigos.
Nunca pensé que tanta gente me considerará amigo. La partida de mi hijo desencadenó una serie de muestras de solidaridad que hubiera preferido no conocer, pero que en los últimos siete meses nos ha ayudado a cruzar el mar más tormentoso que pueda existir en la vida del hombre.
Por eso hoy, que parte el año, quiero agradecer a todos aquellos que tuvieron un momento al menos para estar con nosotros. Aquellos amigos que sin pedirlo se presentaron solicitos y hasta tomaron tareas que ayudaron a solventar esos momentos. A aquellos que estuvieron ahí, a los que soportaron las nostalgias y las ausencias.
Hubo todo tipo de apoyo. Y aún ahora, siento la preocupación sincera de muchos que esperan una respuesta positiva de que estos días, estas fiestas, no han acabado con nosotros. No acabarán.
Cierto que no he podido imbuirme de la alegría que ronda en todos los corazones, pero tampoco navegamos en el mar de la tristeza. He comprendido que la vida tiene todo tipo de experiencias, y el dolor es uno de los precios que hay que pagar para estar vivo.
Y hay herencias que empujan a vivir. Ahí está, con una enorme sonrisa y una curiosidad insaciable, recordando a cada momento que hay un compromiso con los que se fueron.
Se va el 2014, pero su recuerdo queda tatuado en el alma. Recibo con gusto al 2015 porque sé que la vida es el futuro, no el pasado, y hay una manita que se estira ansiosa de tomar la mia para que lo lleve a conocer los caminos del mundo. Y hay mucha más gente que gira en mi universo y me levanta de toda prueba.
Gracias a todos por las muestras de cariño que mi familia, Ángeles, mi mujer, mis tres hijos que aún tengo conmigo - Karen, Diego, Lucero- y mi nieto han recibido.Les deseo el mejor de los años. Que haya dicha en sus días, amor en su corazón, prosperidad en su bolsillo, salud en su cuerpo. Y bendiciones de Dios, que nunca nos abandona.
Bienvenido 2015. Buen año para todos.
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