Blogia
Crónicas de la Nada

EL Paraíso

EL Paraíso

A veces, Adán se olvida de Dios.

Trabaja tanto y se siente tan autosuficiente, que no recuerda que polvo era y al polvo ha de volver.

Es entonces cuando Eva aparece y se lo recuerda. No se lo dice, ya veces ni siquiera es su intención, pero ella logra compenetrarse mejor con el Espíritu Divino.

A veces, Adán siente un poco de envidia, porque mientras él batalla tanto para encontrar a Dios cuando se pierde en sus actividades, Eva lo tiene siempre consigo.

Pero el Señor es bueno, y le perdona a Adán sus olvidos. Lo deja andar por todos lados, pero como Padre amoroso, lo cuida, le hace rendir su trabajo, y hasta le da el mando sobre todas las especies de la tierra.

Él cree que también manda sobre Eva, pero ni ella ni Dios le quieren decir que no es así. Ella tiene la ventaja de que entiende mejor a Dios, y Dios es el único que puede entenderla.

Toda acción de Eva es oración, aunque lo haga en silencio, lo cual, hay que decirlo, es muy difícil. Si una virtud tiene, es que la palabra le pertenece y seguramente fue ella la que inventó todas las palabras.

Adán es de acciones, y a veces de pocas palabras.

Por eso se olvida de dónde vino.

Entonces es cuando Dios le manda a Eva. Y ella, con una simple sonrisa, le hace recordar a Adán que Dios existe.

Y en las noches, le hace recobrar el paraíso.

0 comentarios