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Crónicas de la Nada

Mi mundo

Volteo a ver el calendario, y descubro que desaparecieron seis meses.

En algún momento pasaron por mi vida y no los ví, inmerso en el trabajo, las responsabilidades, el mundo que no me pertenece.

Debe ser que el tiempo ya no tiene alas. Ahora vuela en avión supersónico.

Debe ser efecto de la modernidad, en que todo es más rápido porque la tecnología lo impulsa.

Hasta el tiempo.

Tras mucho pensar, logró rememorar todo lo que ocurrió en estos seis meses. Los momentos íntimos de felicidad, el viaje que renueva relaciones, las comidas en familia, los festejos con amigos, la carne asada de los sábados y la plática placentera que viene después.

Son momentos que vivimos por inercia. Los disfrutamos, pero no siempre quedan suficientemente registrados en la memora. Van acomodándose en el montón, a como pueden.

Se fue la mitad del año. Seis meses que no habrá forma de recuperar. Pero quedan otros seis meses, en los que podemos revalorar cada instante de la existencia, cada paso que damos , cada mirada que lanzamos.

Por lo pronto, extenderé los brazos, para albergar al mundo en ellos.

Mi mundo primero, y luego el resto.

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