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Crónicas de la Nada

El regalo de Adán

El regalo de Adán

Por Francisco Zúñiga Esquivel

 

Adán Pérez tiene tantas cosas que hacer, que no le queda espacio en la memoria para recordar las fechas célebres.

A veces olvida hasta su cumpleaños.

En cambio, Eva, por más cosas que haga recuerda todo. Sobre todo lo relacionado con su relación con Adán: Cuando fueron creados, el minuto exacto en que lo vió por vez primera, la primera tarde que pasaron juntos, la primer puesta de sol, el primer beso, el primer hijo.

Adán a duras penas recuerda que desayunó por la mañana. No se le da eso de los archivos históricos, pero aprendió a ser práctico.

Por eso siempre trae en el bolsillo algo para regalarle a Eva. Cuando ella lo recibe con un brillo especial en la mirada, él sabe que celebra algo. Eva espera que Adán lo recuerde, y que lo haya recordado con tiempo suficiente para tenerle un regalo.

A ella le encantan los regalos, por eso se inventa cada celebración que espantaría a cualquier bolsillo decente.

Y aunque diga que lo importante es el cariño, Eva piensa que el cariño puede demostrarse con un regalito.

Nada complicado, porque en realidad, lo que significa ese regalo, es que Adán la recordó. Son simples señales.

Por eso Adán aprendió a tener en bolsillo siempre algo: Una fruta, una  flor, una nuez con forma caprichosa. Cualquier cosa, para sacársela, literalmente, del bolsillo, cuando Eva recuerda el aniversario de no se qué.

Y sencillos que son los hombres, Adán sólo espera un mismo regalo.

A ella.

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