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Crónicas de la Nada

Grandes

Grandes

Hay días en que todo camina tan rápido que apenas estás abriendo los ojos para acostumbrarte a la luz, cuando ya es hora de dormir.

Piensas que se van los minutos, y en realidad son horas las que volaron. El tiempo no alcanza, la vida se hace corta, y la eternidad está a la vuelta de un segundo.

No es el tiempo. Somos nosotros.

El tiempo es una invención del hombre cuando se dio cuenta que no era eterno. Comenzó a medirlo, pero en realidad va midiendo el escaso espacio que tiene en la inmensidad de lo eterno.

Somos una brizna en el Amazonas. Una mota de polvo en el espacio. Un guijarro en la Sierra Madre.

Una insignificancia si nos comparamos con el mar, con las montañas o el sol. Ya no se diga con el universo, porque salimos muy mal parados.

Vistos desde la luna, ni siquiera existimos. Desde otra galaxia, el planeta es nada.

Pero insistimos en ser los amos de la creación. Cómo, si somos tan poca cosa. Cómo, si apenas vivimos un instante, si hasta las tortugas son más longevas que nosotros.

Ah, lo olvidaba. Somos grandes porque tenemos alma, aspiraciones, deseos, amor, enjudia, voluntad, y un montón de sentimientos más que nos dan el placer de acercarnos a la eternidad y la grandeza.

Aunque no nos veamos desde la luna.

  

Febrero 21 del 2009

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