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Crónicas de la Nada

La palabra

La palabra

La palabra es como un cuchillo afilado cuando se usa con saña.

Pero es garantía de hombría cuando se deja en prenda. Tiempos hubo cuando la palabra dada por una persona era más valiosa que cualquier fianza o documento firmado.

Quienes la empeñaban, nunca la perdían, pues cumplían el compromiso puntualmente.

Todo eso se perdió. Hoy, cualquiera da su palabra como si fuera una tarjeta de presentación. Y pocos la cumplen.

El albañil pide un adelanto y luego no vuelve. El artesano promete venir el lunes y pasan los días, los meses, y no llega.

El artículo que se compró resulta defectuoso y hay que andar peregrinando por todos lados buscando quien la arregle.

El jefe hace un cambio de horario o de funciones por dos semanas, y se vuelve eterno.

Se perdio el valor de la palabra.

Pero aún habemos quienes acostumbramos cumplir. Tenemos la palabra. La empeñamos cuando se requeire y la recuperamos en su tiempo.

Y la usamos también, cuando se requiera, como arma del más despiadado filo.

Enero 16 de 2009

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