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Crónicas de la Nada

Mi Habana

Mi Habana

Fue un amor a primera vista.

Ni siquiera la conocí con sus mejores galas y lucía triste y un tanto olvidada, pero bajo ese manto de abandono se percibía una belleza inigualable que sólo un corazón sincero puede percibir.

Erasu espíritu indomable que luego descubriría.

Bajo su aspecto cansado de dama madura encontré una adolescente llena de vitalidad, alegría, y juventud perenne a pesar de los años. Bajo las ropas arcaicas de la Abuela, estaba una quinceañera feliz.

Hoy la conozco como a pocas. En largas caminatas llenas de sorpresas; en tardes de malecón y mar; en interminables noches al cobijo del tequila y el ron; en el aromático sabor de un buen puro; en el ritmo de la salsa y el bolero; y en el amparo de la penumbra nocturna, esa que se presta a la complicidad.

Contantos secretos e historias insólitas compartidas fuimos creando un mundo propio lleno de ilusiones y recuerdos. No es sólo un trofeo que disfrutes una vez para poder presumirlo. Es parte de la Vida.

Muchos que la conocen dicen que es una ruina, deteriorada, acabada y que de su belleza sólo queda una vaga remembranza. Yo la veo bella incluso en sus tardes sin esplendor, y se que a cada vuelta de esquina me espera agazapada su belleza de siempre. 

Además su gente se ha vuelto familia, tiene rostro y nombre. Tenemos vivencias compartidas. Por eso siempre regreso, aunque las circunstancias se empeñen en dificultarlo.

Cuando llego se viste de gala, aunque sea sólo con una sonrisa, para recibirme.Hoy mi querida Habana está de fiesta en sus primeros 500 años.

En la distancia, que nunca es tanta cuando hay tantos vínculos creados, la felicito y le deseo larga vida.

Hoy La Habana está cómo nunca. Cómo siempre.

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