Vivir
¿Y que haces?, me preguntan a diario.
Vivo, les digo, y se quedan pensando qué querré decir.
Me ajusto a lo que pidan y volvemos a empezar:
- ¿Qué haces, qué cuentas?
- Nada, aquí trabajando. ¿Y tú?
- Bien, como siempre.
Aquellos se vuelve un duelo de sordos, donde respondemos frases hechas, prefabricadas y a veces nos respondemos a nosotros mismos sin dar tiempo que el otro lo haga.
Son conversaciones con amigos, con compañeros, con desconocidos.
Por eso, cuando me preguntan qué hago, les digo que yo vivo, aunque no sea tan fácil lograrlo. Vivir es algo más que dejar pasar el tiempo sobre nuestra humanidad hasta cubrirlo de esa pátina imborrable que es la vejez.
Podría sentarme metafóricamente hablando para esperar desde el lunes que llegue el viernes, cuando el cuerpo sabe que es de parranda. Prefiero disfrutar cada día, aunque sea trabajando, cumpliendo obligaciones o reservando la fiesta para el fin de semana, porque descubrí que los festejos no son la vida, sino sólo parte de ella.
La vida es despertar con sueño, ir a correr un par de kilómetros aunque no haya ganas, manejar entre el tráfico, hacer filas, rascarse cuando tengo comezón. Es tener sueños e ilusiones y buscar inutilmente de atraparlos.
Son las cosas triviales que todos los días buscamos evitar o fingir que no existen.Por eso morimos cada dia un poquito, porque nos negamos a vivir. Esperamos los grandes acontecimientos, los días de fiesta sin pensar que la vida es más trabajo que festejo.
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