Felices 420, Monterrey
Cómo no quererte si te he conocido como pocos, si te he visto caída, maltratada, ultrajada, destruida y he sido testigo de tus resurrecciones hasta lograr una nueva belleza que cautiva a quien te conoce.
Cómo no amarte, si te he recorrido de pies a cabeza, de cabo a rabo, de izquierda a derecha, de ida y vuelta, y al revés y al derecho. He visto cada rincón de tus intimidades, disfrutado tu belleza escondida, y acariciado lo que muy pocos han tocado.
Te he visto desmañanada, aletargada por el desvelo de la noche interminable, pero también te he disfrutado en las trasnochadas y en el lado oscuro, inquieto, casi perverso con que te diviertes en la oscuridad de la vida.
Tras mis ausencias, me has recibido solícita como una madre, amorosa e indulgente como una esposa, y ansiosa como una amante, siempre con los brazos cálidamente preparados para acogerme.
Hoy, que cumples muchos más años de los que yo nunca tendré quiero decirte que mi espíritu esta arraigado en tu vientre igual que las montañas, y que estas son apenas uno de los tantos símbolos tatuados en mi corazón a fuerza de recorrer tus calles, que me hacen quererte a pesar de tu carácter extremoso -calores infernales y heladas siberianas- y que tus encantos siempre me harán volver.
Feliz cumpleaños, Ciudad mía. Felices 420, Monterrey.
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