El argentino
Es platicador hasta el cansancio, y conoce a medio mundo.
Apenas lo he visto dos veces, pero en el intermedio, acabó por conocer a un racimo de mis amigos.
¿Cómo se hizo la conexión?
Lo ignoro, pero ya los conoce, y hace un mes, ni los conocía a ellos, ni yo lo había visto, ni me imaginaba que existía.
Pero tiene dos factores que lo explican: vende empanadas y es argentino.
Lo tope un domingo que él paseaba en bicicleta por el centro de la ciudad. Las calles cerradas garantizaban su tranquilidad, y se paró a platicar como si no tuviera otra cosa que hacer en la vida..
Se llama José, como medio mundo, y vino desde la Argentina media década después de ver la luz primera.
La edad y la experiencia no le evitaron el flechazo fugaz: Unos ojos femeninos made in Monterrey lo hechizaron, y dejo todo. Cruzó la mitad del planeta –y seguro que en el camino conoció a medio mundo- para venirse tras ella.
Aquí es feliz vendiendo empanadas. Un trabajo modesto, negocio propio, que le permite vivir, conocer gente, y estar junto a su amada.
Un adolescente cincuentón, que anda en bicicleta, que emigra a otro rincón del orbe y que se enamora al primer vistazo.
Una vida simple. Y placentera.
Mayo 15 de 2009
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