Los días
El día se fue. Cada minuto se diluyó entre las horas, hasta dejarlas vacías. Segundo a segundo, fue desfilando, hasta dejar vacío el envase que era este día. ¿Dónde quedó el tiempo? ¿En el trabajo, sobre el escritorio o se perdió en el monitor de la computadora? Siempre queda una sensación de que perdimos muchos. Todo es obligación, y el trabajo nos arrastra, por voluntad de otros que quizá no tienen a dónde ir, y prefieren arrastrar a los demás en su desgracia. Los días se suceden como las cuentas de un rosario, pero aquí no vale volver a empezar. Hace décadas que tenía todo el mundo por delante. El mundo y el tiempo para recorrerlo. Apenas he logrado caminar unos cuantos kilómetros, pero falta mucha circunferencia por conocer. Mañana volveré a empezar. Y otra vez mil cosas arrastrarán mi intención hacia el lado oscuro de la existencia. Ahí donde todo se pierde. Donde a nadie le interesa que el tiempo es inagotable, pero no para nosotros. Nos iremos perdiendo, muriendo cada minuto, cada segundo. Y al final, no encontraremos ni recuerdos.
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