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Crónicas de la Nada

Los recuerdos

Los recuerdos

El aroma de la mantequilla derritiéndose sobre la tortilla de harina recién salida del comal se asienta en la memoria.

Siete de la mañana de un día cualquiera -hace cuarenta y tantos años- en la cocina de la casa familiar.

El montón de niños esperando que mamá lanzara la siguiente ronda, aunque a esas alturas del día el apetito -y el tiempo- apenas alcanzaba para comerse unas dos piezas.

Un plato de avena, de la de antes, de la que se hacía cociéndola con leche cada mañana, espesa para dar soporte al entusiasmo infantil que salía rumbo a la escuela.Y a media mañana, bajo las escaleras de las aulas, los taquitos de harina. Generalmente eran huevo y humildes frijoles, pero a todos les encantaba.

Qué versátiles fueron siempre esas tortilla de harina, tan norteñas y familiares para todos. El suave sabor, seguramente por el sazón de mamá.

Con cualquier cosa sabían deliciosas, hasta con los recuerdos.

Como estos que les cuento, que no son míos, sino de mis amigos.

Ramón comenzó a despertarlos un miércoles, cuando me escibió para decirme cuánto se acuerda de "tu mama con su desayuno de abena (sic) y tortillas de harina y a don Pancho nos regalaba los lapizes Dixon Ticonderoga, o algo asi; ah, y el raid q nos daba a la escuela, jaja".

Luego remató Fernando, cuando entre los vapores de la desvelada del viernes se acordó de cómo nos escondíamos bajo las escaleras para que nos nos ganaran esos mismos taquitos maternales.

Buenos recuerdos que en mi memoria estaban cubiertos por el sinfín de anécdotas que nos ocurren a lo largo del camino.

Pero la Vida -y la Vida es Dios- me consiente tanto que de vez en cuando me cruza con los amigos de infancia para que remuevan y renueven mis recuerdos, y me hagan descubrir que esa hospitalidad proverbial de mis padres se tatuó en la memoria de todos ellos, a tal grado que hoy, muchos años después, con sus añoranzas les rinden un homenaje.

Y me hace pensar que las historias, las nostalgias y los recuerdos no son sólo mías, sino que las comparto con todo aquel que en algún momento convivió con mi familia.


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